HALLADO EN EL AMAZONAS EL «ÁURICUS CUELLILARGO»: UN MAMÍFERO TERRESTRE RECUBIERTO DE ORO

Lo que acabas de leer no es ciencia ficción. Un grupo de científicos americanos y canadienses, en un reciente comunicado oficial, ha revelado que el legendario Áuricus Cuellilargo (un mamífero cuya piel está literalmente recubierta de oro) es real. La selva del Amazonas sigue siendo un lugar mágico e inexplorado. ¿Quieres conocer los detalles del descubrimiento?

Un grupo de científicos (capitaneado por un zoólogo y un veterinario) ha hecho oficial en el último número de la revista Nature que el «Áuricus Cuellilargo» es un animal real. Al parecer, el equipo de investigadores llevaba dos meses cartografiando varias áreas de la selva amazónica donde supuestamente habitaba dicha criatura.
Frederik Jansen y Leopold Goldman son los nombres que ocupan todas las portadas. Estas han sido sus más inmediatas declaraciones:

«Estábamos obsesionados con encontrar al animal. Habíamos recibido informaciones de que se trataba de un cuadrúpedo con aspecto felino. La posibilidad de que su piel estuviese hecha de oro se nos antojaba imposible. La idea inicial remitía sin duda más a la criptozoología que a la ciencia, pero nuestro trabajo de campo nos permite confirmar su existencia al cien por cien»

Para ser justos, el verdadero mérito del hallazgo debería recaer sobre dos individuos cuyas identidades han permanecido en todo momento en el anonimato. Así lo han deseado ellos mismos: lo único que sabemos es que poseían conocimientos filosóficos y antropológicos. Los propios Frederik y Leopold han reconocido que fueron estos dos otros investigadores quienes dieron en el clavo:

«Cuando nosotros ya habíamos tirado la toalla, ellos nos abrieron los ojos. Al parecer, sabían perfectamente desde un principio dónde encontrar al animal. No quisieron revelarnos el emplazamiento hasta el último momento»

Tras la confirmación del descubrimiento, nuevos interrogantes han surgido en la comunidad científica: ¿Es el ser estudiado único en su especie o, por el contrario, existen varios ejemplares con idénticas características? ¿Cómo es posible que nunca haya sido fotografiado? ¿Debemos temer por la especie a partir de este momento? ¿Puede este fascinante hallazgo promover una nueva fiebre del oro en el siglo XXI? A esta pregunta, Goldman ha respondido con total tranquilidad:

«Los cazadores tienen vía libre para ir en su busca. Jamás encontrarán nada»

Ante esta enigmática respuesta, lo cierto es que debemos traer a colación el Teorema de Thomas, un principio fundamental de la sociología formulado por William I. Thomas en 1928. El axioma básico de dicha proposición dice lo siguiente:

«Si las personas definen las situaciones como reales, estas son reales en sus consecuencias»

He aquí el quid del asunto. Según hemos conocido por informaciones posteriores (aportadas supuestamente por el susodicho antropólogo de la expedición), una remota y aislada población nativa del Amazonas organiza toda su estructura social y cultural en torno a un conjunto de mitos y leyendas cosmogónicos relacionados con el elusivo «Áuricus Cuellilargo». La realidad de aquellas gentes está firmemente cimentada en torno a esta criatura: «Para ellos, aquel ser dorado es tan real como la tierra que pisan», explica Goldman.
En este sentido, el Áuricus no es menos irreal que cualquier otro objeto de su mundo, que cualquier otro elemento de su realidad. No se trata de simple fantasía o de vaga imaginación, pues dicha representación, de algún modo, influye directamente en sus costumbres, sus comportamientos y tradiciones. Es más, su influencia ha sido tan poderosa que hasta ha logrado arrastrar a los científicos en su búsqueda. Podemos ir un paso más allá y afirmar que el Áuricus está ejerciendo su omnipotente fuerza incluso en este preciso instante, pues, ¿es acaso falso el hecho de que tú, lector, estés leyendo estas líneas justo en este momento?

Por ende, aquí cabría preguntarse: ¿son falsos los productos de la imaginación? ¿Por qué sentimientos como el miedo son, en esencia, considerados más reales que nuestras representaciones mentales? Nuestro cerebro, al fin y al cabo, es quien crea la realidad que nos rodea. Aunque parezca mentira, no sabemos qué hay “ahí afuera” más allá de nosotros mismos. El propio Nobel de Física Werner Heisenberg dijo en una ocasión:

«Debemos recordar siempre que lo que observamos no es la naturaleza misma, sino la forma que tiene la naturaleza de mostrarse ante nuestro modo de hacernos preguntas».

En definitiva: ¿QUÉ ES REAL? Tal y como intentaré exponer en otro artículo, la línea que separa realidad e imaginación es mucho más tenue de lo que pensamos.

El tiempo, por cierto, también es irreal. ¿O debería decir más bien “tan real como el Áuricus Cuellilargo”?

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Björn Blanca van Goch

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