NUESTRO PUNTO AZUL PÁLIDO… Y LOS VISITANTES DE OTROS MUNDOS

Todo el mundo habla estos últimos días de las declaraciones de un tal David Grusch en el Congreso de los Estados Unidos. No es para menos: ¿material alienígena biológico y espacial siendo ocultado por el gobierno? Es una locura… ¿Qué hay de verdad?

Si te interesa el tema, probablemente te sientas reconfortado al leer el texto (no es mío) que te propongo a continuación: un poco de oxígeno terrestre en medio de la densa negrura informativa; un poco de azul en la vasta negrura sideral.

He leído muchísimos libros de ensayo sobre la posibilidad de vida extraterrestre. Se trata de un asunto que se puede abordar desde diversas perspectivas: filosófica, física, estadística, biológica… De hecho, no me avergüenza reconocer en absoluto que una de mis motivaciones para estudiar la carrera de Antropología era el fenómeno OVNI. Parece quizás contradictorio: ¿estudiar al ser humano en su totalidad (socioculturalmente, evolutivamente, arqueológicamente y lingüísticamente) para pensar en extraterrestres?… Pues sí, la antropología puede aportar muchísimas cosas en esta materia tan apasionante…

Tengo el convencimiento de que la realidad es subjetiva: no hay nada más allá de la percepción. El mundo, literalmente, no existe más allá de cada uno de nosotros o de cualquier organismo vivo. Este punto está, de alguna forma, directamente relacionado con el mencionado tema de actualidad. Podría estar días hablando y debatiendo sobre esta cuestión; es algo que me apasiona (si te apetece, puedes leer un par de artículos míos pinchando AQUÍ y AQUÍ; pienso que son muy interesantes).

Después de esta semana de locos en la que todos los medios se hacen eco de las declaraciones de David Grusch en el Congreso de los Estados Unidos (donde afirma, bajo juramento, que su gobierno esconde material aeroespacial de otra civilización y restos biológicos extraterrestres), creo que no viene nada mal recordar este maravilloso texto de Carl Sagan acerca de nuestro propio planeta, recogido en su libro Un punto azul pálido. Sin duda, una oda a nuestra Tierra que conmueve el pensamiento:


Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… es desafiada por este punto de luz pálida.


Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.

Un punto azul pálido
Carl Sagan

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